Capítulo 63

"Nunca les pedí que...", intentó explicar Micah. "Por supuesto que no. No diste la orden... No lo sabías... No es tu culpa...". Darya se burló. "Nunca estabas en casa, ¿recuerdas?". Micah intentó defenderse, pero luego se dio cuenta de que no podía decir nada al respecto.  Ella tenía razón.  Mientras estuvieron casados, solo la contactó cuando Regina necesitó otra transfusión de sangre, así que no eran más que extraños vinculados por un contrato. En su momento, ella le había confesado que lo amaba, aunque él lo vio como una excusa poco convincente para sacarle más dinero.  Pero ahora él quería empezar de nuevo y ella ya no estaba dispuesta a complacerlo.  En otras palabras, no tenía a nadie más que a sí mismo a quien culpar. "¿Por qué sigues hablando con esa mujer? ¿Podemos irnos ya? No quiero pasar ni un segundo más aquí", se quejó Felicia. Micah clavó la mirada en el rostro sonrojado de la que no solo era su hermana, también era la persona que había hostigado a Darya.  No había duda