Capítulo 23
Silvia soltó a Nuria, pero su tono no fue precisamente amable. —Señora Nuria, ¿por qué tiene que hablar de una manera tan hiriente? Rosaura cometió un error, ¿pero acaso Mauricio no hizo lo mismo?
Nuria respondió con desdén: —Por supuesto, Mauricio tampoco es un santo. Así que, ¿no es perfecto que estén juntos?
—O se casan discretamente por lo civil, o simplemente que se olviden de estar juntos. —Nuria no cedió ni un poco.
Los ojos de Rosaura brillaron por un instante. Aunque ellos quisieran, ella no estaba dispuesta a casarse con Mauricio.
Pero antes de que pudiera decir algo, Silvia aceptó entre dientes.
—Está bien. Si no hay boda, entonces que no haya.
Nuria soltó una risa fría. —Ustedes ya lograron su cometido hoy. Váyanse. No quiero ver a ninguno de ustedes en este momento.
Antonio, indignado por la humillación, resopló con frialdad y se fue con Rosaura y los demás.
Una vez que se habían ido, Mauricio habló lentamente:
—Mamá, esto no tiene nada que ver con Rosaura. No es su culpa.

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