Capítulo 24

Solo había pasado poco más de un mes desde su última visita, pero Jacqueline notó que en la casa había muchos sirvientes que no le eran familiares. —¿Quién es usted? Sin la orden de la señorita Rosaura, ningún extraño puede entrar. —La empleada bloqueó el paso de Jacqueline en la entrada. Jacqueline sentía cada vez más que algo no andaba bien. Respondió con tono firme: —Soy la hija mayor de la familia Torres. ¿Y ahora resulta que necesito el permiso de unos sirvientes para entrar a mi propia casa? —¡Quítate de en medio! Pero la sirvienta ni se inmutó. Incluso aparecieron varios guardias de seguridad. —La señorita Rosaura dio órdenes: ¡nadie puede entrar! Patricia tomó a Jacqueline del brazo y, bajando la voz, le dijo: —Oye, esto se está poniendo raro. Cuando llegamos, ya había avisado a Leopoldo. ¿Y si esperamos un poco más? Mientras más insistía esa gente, más aumentaba la inquietud en el corazón de Jacqueline. En su mente resonaban las palabras de Silvia. —Jacqueline, sálvame. En ese