Capítulo 31 Apuesta de resultados

Tras esas palabras, en el grupo de Nancy reinó el silencio. Teresa no pudo contener la risa y añadió: —¡La gerente Susana no solo es hermosa, también tiene un gran corazón! ¡Es mi diosa! No como ciertas personas, que hasta en una convivencia les ponen a sus empleados metas de ventas. ¡Eso ya es no tratarlos como personas! —¡Así es! Nuestra gerente Susana sí sabe valorar a su gente. —Secundaron de inmediato los demás. Las palabras llegaron nítidas al grupo de Nancy, y algunos de sus empleados no pudieron evitar sentirse conmovidos. Como trabajadores, por supuesto que preferían a un jefe comprensivo. En comparación, el ambiente que generaba Susana era mucho mejor. Aunque no tuvieran los mejores resultados, podían disfrutar de una convivencia en un lugar tan agradable. Estaba claro que ella trataba muy bien a su equipo. Nancy captó al instante la envidia que empezaba a surgir entre los suyos. Su cara se ensombreció y exclamó con furia: —¡Susana solo quiere provocarlos! ¿Acaso quieren conv