Capítulo 78

María era bastante conocida en el mundo del diseño. Pensaba que, si llegaba alguien más famoso que ella, también encontraría atractiva la decoración de Finca Los Cedros. Lucía no dijo nada. Estaba pensando que, si pudiera llevar el acuerdo de divorcio siempre con ella, no tendría que buscar a Wálter. Así, no tendría que verlo una vez más para que lo firmara. Lucía bajó del taxi en el centro de la ciudad; ya casi eran las ocho. Tomó otro taxi de regreso a Residencial Santa Clara. Cuando llegó a Residencial Santa Clara, ya eran las ocho y media. Corrió hacia el edificio, subió las escaleras y llegó a su casa. Yolanda parecía haberse transformado en una piedra; estaba de pie en la puerta, adoptando una postura para recibirla. Lucía se quedó momentáneamente desconcertada, y luego soltó una risa. La pesadez que llenaba su pecho se disipó en gran medida en un instante. —Si no hubieras vuelto, no me importaría que la comida se enfriara, ¡pero tu única buena amiga se va a mor