Capítulo 53
Adriana siente que Rosa quizás sigue sobreestimando su importancia para Salvador.
No explicó mucho, la respuesta seguía siendo la misma.
—Voy a preguntarle.
Rosa recogió su bolso y se dispuso a marcharse, pero Adriana se ofreció a acompañarla.
Mientras esperaban el ascensor, Rosa observó a Adriana de arriba abajo y luego, acercándose, le susurró al oído mientras cubría su boca con la mano: —Adri, cuando le pidas algo a Salvador, podrías vestirte un poco más sexy. Él es tu marido, no tu jefe. A veces, mostrar un lado más vulnerable y sexy puede ser muy útil con los hombres.
—¿Me estás sugiriendo que use mis encantos para que un hombre resuelva mis problemas?
—El presidente Salvador es tu marido, no un cliente, no es vender tu cuerpo.
Adriana la miró sin decir nada.
“Ding”.
El ascensor llegó.
Rosa entró en el ascensor.
Adriana mantuvo el botón del ascensor presionado: —¿Necesitas que te acompañe? Acabas de enterarte de la verdadera cara de Fernando, ¿estás segura de que estarás bien?
—No

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