Capítulo 79

Ella tenía los ojos cerrados, acurrucada al borde de la cama, lo que le provocó a él una ira inexplicable. También fue al baño a ducharse y, al volver a la cama, la atrajo hacia sus brazos. Era evidente que ella no dormía, su cuerpo entero mostraba una resistencia marcada. Salvador la abrazó con fuerza y, al final, simplemente se incorporó, le sujetó ambas piernas y se inclinó sobre ella. El rostro de Lorena se puso rojo al instante, quiso cerrar las piernas, pero le fue imposible. —¡Salvador! No era la primera vez que le hacía eso, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que no pasaba entre ellos. Antes, cada vez que él lo hacía, ella temblaba de forma violenta y lloraba llamándolo por su nombre. Era una reacción condicionada, por eso esta vez fue igual. Lorena temblaba de pies a cabeza, con el rostro encendido como un camarón hervido. No importaba cuánto tiempo hubiera pasado, ella seguía disfrutando de eso. Y volvió a llorar. Bajo la tenue luz amarillenta, lo único que se oía era e