Capítulo 85 Doble alegría
A la hora de la cena del día siguiente, Enrique no regresó a casa.
Mariana no se sorprendió en lo absoluto.
Al fin y al cabo... aquello encajaba perfectamente con el carácter y la forma de actuar de Enrique.
Por eso ni siquiera preguntó a los empleados; simplemente se sentó y comenzó a comer por su cuenta.
Lo curioso fue que esa noche su apetito estaba inusualmente bueno.
Bebió un tazón de sopa e incluso comió más de media porción de arroz.
La empleada, encantada, estaba a punto de servirle más cuando el celular de Mariana sonó de repente.
La llamada venía de alguien que no esperaba: Lucía.
Después de lo ocurrido la última vez, Lucía había anunciado públicamente su retiro del mundo del espectáculo.
De cara al público, la excusa que dio fue que aún era joven y quería probarse y aprender en otros ámbitos.
Pero Mariana sabía bien que, aunque Enrique aparentara ser un hombre íntegro y apacible, en realidad era un sujeto rencoroso que no olvidaba ni perdonaba.
Lucía había intentado manipula

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