Capítulo 22
El sol se ocultaba en el horizonte y grandes nubes parecían en el cielo.
Dolores corría por el camino detrás de la montaña; el dobladillo de su vestido se enganchaba en las espinas, así que lo arrancó de un tirón y avanzó sin dudarlo.
Detrás de ella, los guardaespaldas la perseguían y, frente a ella, apareció un helicóptero.
—¡Lola!
Jorge le hacía señas con la mano.
El viento hacía que el vestido revoloteara ruidosamente.
Ella curvó los labios y corrió hacia el helicóptero, mientras Jorge también corría de inmediato para alcanzarla.
Sin embargo, un todoterreno se detuvo justo en medio de ellos, bloqueando el camino.
Guillermo bajó del vehículo, con el semblante sombrío y la voz helada.
—Lola, sigues siendo tan caprichosa e imprudente.
Él pensaba que en esos días ella había dejado de causar problemas, que se había rendido y estaba dispuesta a vivir con él.
Pero no esperaba que todo fuera solo una farsa; ella había atado sábanas en secreto y escapó por la ventana del cuarto piso.
—Vuelve

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