Capítulo 118
Tomás revisaba la lesión mientras preguntaba cómo se sentía Rocío.
Una vez confirmó que solo era un esguince y que no había afectado los huesos, Tomás se relajó.
—Menos mal, es solo un esguince, no te partiste nada, están bien.
Se levantó y, viendo a Rocío completamente mojada, no pudo evitar sentir preocupación y pena, lo que se reflejó en su tono ligeramente negativo: —Estaba lloviendo tanto afuera, ya de por sí no era seguro, ¿por qué fuiste a ver el cuadro eléctrico por ti misma sin llamarme?
Rocío tampoco esperaba que sucediera un accidente. Cuando Tomás la reprendió con su tono habitual, ella instintivamente bajó la cabeza como una niña que ha cometido un error.
Pero rápidamente se dio cuenta de que las cosas habían cambiado.
—Si no estás aquí, todavía tengo que arreglármelas sola. ¿No dijiste que ya soy adulta, que no debería depender tanto de ti y que necesito aprender a ser independiente?
La forma en que Rocío lo contradijo casi hace que Tomás suelte una carcajada: —Ahora sí q

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