Capítulo 232
La sonrisa en el rostro de Tomás se detuvo momentáneamente, descendiendo lentamente.
Sus ojos se tiñeron ligeramente de rojo mientras torcía amargamente su boca. De repente, se giró y extendió la mano para tocar la cabeza de Rocío.
—Pero todavía soy tu hermano.
La voz de Tomás era suave, su mirada hacia Rocío tuviera la misma ternura de los pasados quince años. Consentidor, suave, complejo.
Ahora, con un toque de melancolía, de desolación.
—Sé que no quieres perdonarme, ni siquiera quieres volver a verme. Si no fuera por Ana, probablemente ni siquiera aceptarías que soy tu hermano, ¿verdad?
—Pero Rocío, incluso sin Ana, los lazos de nuestra familia después de todos estos años no pueden borrarse.
—Hemos vivido como una familia durante tantos años, para ti y para mí, incluso sin amor, aún nos consideramos los parientes más importantes el uno para el otro, ¿no es así?
Las pestañas de Rocío temblaron ligeramente, sus dedos apretaron la sábana conteniendo sus emociones.
No dejó que sus emoc

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