Capítulo 259
—Señora López, no nos lo ponga más difícil. Usted conoce muy bien el carácter del señor Luis; aunque no se vaya con nosotros esta noche, él enviará a otros.
Ana los miró enfurecida, sabiendo que si se enfrentaba directamente no lograría escapar. —Entonces pásame el celular. Llamaré a Luis. Se lo diré yo misma.
—Esto... —el guardaespaldas pareció dudar.
La mirada de Ana no se despegaba del lugar donde estaba su celular. Si lograba alcanzarlo, definitivamente llamaría a la policía o al servicio de seguridad del edificio para echarlos.
Pero muy pronto, sus esperanzas se desvanecieron.
Tras unos segundos de vacilación, el guardaespaldas sacó su propio celular y marcó el número de Luis.
Temiendo que Ana utilizara el suyo para llamar a emergencias, no se lo entregó, sino por el contrario activó el altavoz y lo sostuvo él mismo.
—Señora López, solo puedo dejar que lo use así. Le pido disculpas.
Ana no esperaba que estuviera tan prevenido, y su expresión se tornó sombría. —Tengo cosas que deci

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