Capítulo 10
Durante todo el trayecto, David condujo a gran velocidad.
En su mente aparecían uno a uno los recuerdos recientes de Marisol.
La forma en que ya no lo miraba con amor, su falta de reacción frente a las torturas de él y de Héctor, las veces que escupió sangre en el hospital aunque apenas hubiera sido golpeada.
El bolso que siempre llevaba lleno de analgésicos.
Y aquellas palabras del médico, que entonces no escucharon con claridad, pero que ahora cobraban todo el sentido.
……
Al repasar esos detalles, David comprendió de golpe que todo había estado frente a sus ojos desde hacía tiempo.
El auto se detuvo frente a la comisaría.
Miró la puerta, pero no tuvo valor de abrirla de inmediato.
Permaneció de pie allí, inmóvil, hasta que el cuerpo se le entumeció. Solo entonces, por fin, empujó la puerta.
Un funcionario lo condujo hasta una oficina.
Un policía le entregó una pequeña bolsa:
—Estas son las pertenencias de la señorita Marisol.
Dentro había un informe médico y un pendrive.
David desdob

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