Capítulo 189
David hizo una pausa.
Viviana pensó para sí misma: ¡Qué determinación para los negocios!
Rosa giró con determinación la cabeza y lanzó una mirada de desaprobación, luego volvió a su postura habitual.—¡Mariluz, que tu misericordia y amor sin límites te acompañen!
Esperanza, agradecida, fue a recoger alegre las bolas de adivinación.
Mariluz, con una expresión de preocupación, le dijo con firmeza: —Señora Esperanza, recuerde, la sinceridad del corazón es lo que trae la verdad.
—Lo entiendo, lo entiendo muy bien.
Esperanza lo repitió varias veces y entusiasta se puso las bolas de adivinación.
Finalmente, pagó una enorme tarifa de fe, y salió desaliñada con la ropa cubierta de polvo y sangre de cerdo.
Se comprometió a regresar dentro de una semana.
Mariluz con gusto aceptó ayudarla a pensar en una solución.
Esto era como sacarle lana a una oveja.
Viviana observó asombrada a Esperanza irse y murmuró para sí misma: —¿Aún estoy a tiempo de cambiar de carrera?
David no sabía en ese momento qué

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