Capítulo 18
Félix hizo que llevaran a Viviana a su habitación.
Ella observó a Félix, medio cubierto de vendajes, con la mirada fría y sin rastro de calidez, y al cadáver de Bianca que aún permanecía en la cama junto a él. Palideció, y comenzó a temblar de miedo.
Intentó sacar a relucir sus viejas armas, las lágrimas brotaron al instante, y su voz sonó entrecortada por el llanto. —Félix... Escúchame, el incendio fue un accidente... ¿Cómo podría haberlo provocado?
—Fuiste tú. —Interrumpió Félix con una calma aterradora. Su voz, fría como un trozo de hierro, cayó sobre ella con un peso que helaba el aire.
—¡No fui yo! ¡Fue un accidente! —gritó Viviana, intentando defenderse con lágrimas y una falsa fragilidad.
Félix no dijo una palabra más, solo asintió levemente con la cabeza hacia uno de sus subordinados.
El subordinado inmediatamente dejó sobre la mesa una pila de documentos de investigación, fotos nítidas del lugar, declaraciones firmadas de testigos, y capturas de las transacciones bancarias.
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