Capítulo 25 La injusticia contra ella

Caminé con rapidez hasta la cama del hospital y, desde una posición elevada, miré a Almira con significado: —¿Qué pasa? ¿Fuiste capaz de añadir algo al jugo pero no tienes el valor suficiente de admitirlo? Ya era hora de desenmascarar su fachada de bondad. Almira y yo nos miramos fijamente por un momento. Se notaba con claridad que estaba algo nerviosa, pero rápidamente cubrió su pánico con una débil sonrisa fingida: —Serafina, ¿de qué hablas? No entiendo. Ella intentaba seguir fingiendo ignorancia total. Un destello de frialdad cruzó mis ojos: —Está bien, entonces te haré entenderlo mejor, ese jugo... Justo cuando iba a revelar la verdad, Almira me interrumpió de forma abrupta: —De hecho, usé frutas que no estaban frescas para hacer el jugo, por eso me dolió el estómago. Almira entrelazó nerviosa sus dedos índices, mirando a mis padres como una niña que ha cometido un error. —Pensé que las frutas aún no estaban malas, sería un desperdicio tirarlas, así que decidí hacer j