Capítulo 23
Isabel se quedó paralizada al ver el carro que se abalanzaba sobre ella.
José y Eduardo, al ver el peligro, corrieron hacia Isabel para apartarla.
—¡Isa, quítate de ahí!
Eduardo, que estaba más cerca, logró jalar a Isabel hacia un lado.
Sin embargo, por la velocidad del vehículo, ambos fueron alcanzados.
Eduardo protegió a Isabel con su cuerpo; rodaron juntos hasta que finalmente se detuvieron al costado.
La cabeza de Isabel golpeó el borde de un parterre, y Eduardo, al abrazarla, sufrió un golpe en la pierna por el carro y, durante la caída, se lastimó también el brazo.
Sin importar su propio dolor, Eduardo se apresuró a comprobar el estado de Isabel.
Al ver que la cabeza de Isabel sangraba y que ella había perdido el conocimiento, gritó desesperado a quienes estaban cerca: —¡Llamen a una ambulancia, rápido!
En ese momento, José también se acercó corriendo para ver cómo estaba Isabel, pero Eduardo lo apartó con fuerza.
Le gritó a José: —¡Vete a ver qué ha hecho Lucia!
Justo antes, Edu

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