Capítulo 15
El grito se detuvo de golpe. Los ojos de Silvia se enfriaron y quiso abrir la puerta para subir al auto.
La mano de Armando seguía presionando la puerta, inmóvil.
Sus profundos ojos se quedaron fijos en el teléfono, que había quedado súbitamente en silencio, y arrugó la frente, sin que pudiera adivinarse en qué estaba pensando.
En los labios de Silvia apareció una mueca burlona. —Jefe Armando, vaya a salvarla, rápido. Si se demora, puede que a Patricia la terminen maltratando.
Esta táctica, ella la había usado incontables veces en el pasado.
Cada vez que él recibía una llamada de "auxilio", sin importar lo importante que fuera lo que tenía entre manos, siempre lo dejaba todo para ir a rescatarla de inmediato.
Al oírla, los ojos de Armando se agitaron con emociones contenidas y la miró como si dijera con la mirada: "¿Otra vez montando un drama?"
El pecho de Silvia se contrajo un instante. Tiró de la puerta del auto y dijo con impaciencia: —¿Jefe Armando, no se va todavía? ¿Qué pasa, Pat

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