Capítulo 24

—De acuerdo, voy de inmediato. Armando dijo esto y colgó el teléfono; su cara, de facciones marcadas y atractivas, se ensombreció. "¿Gustavo le había hablado así a Silvia?" Ese tipo de actitud solo lograría alejarla cada vez más. Armando se llevó los dedos a las sienes y las frotó, sintiendo un ligero dolor de cabeza. —¿Jefe Armando, encontraron a Gustavo? En el vestíbulo, Patricia apareció corriendo, con los ojos enrojecidos de tanto llorar; estaba tan desesperada que casi había llamado a la policía. Si algo le hubiera pasado a Gustavo bajo su cuidado, podía olvidarse de casarse con la familia Reyes en esta vida. —Sí, está con Silvia. Armando respondió y giró para dirigirse al auto que lo esperaba en la entrada de la mansión, sin ver el destello de fiereza que cruzó fugaz por los ojos de Patricia. Sus uñas se clavaron en la palma mientras la cólera le relampagueaba en la mirada. Ella estaba muerta de preocupación por si algo le pasaba a Gustavo, ¡y resulta que el niño había ido a esco