Capítulo 27
En el teléfono, Armando se quedó sin palabras.
Durante todos estos años, había estado ocupado con el trabajo, y la mayoría de los asuntos relacionados con Gustavo los manejaba Silvia.
Y él, con el corazón inocente de un niño, solo quería jugar; en esos momentos solía ser Patricia quien lo acompañaba.
Armando no solo una vez había visto que, mientras Gustavo lloraba desconsolado frente a Silvia, en cuanto veía a Patricia se llenaba de sonrisas.
—Si no tienes otra cosa que decir, no me vuelvas a llamar, Armando. ¡De ahora en adelante, entre tú y yo solo queda hablar del divorcio!
Casa de los Reyes.
Al colgar de nuevo, Armando no sabía qué pensar; se quedó mirando el teléfono sin reaccionar.
—Jefe Armando, Silvia solo está enojada. Cuando se le pase el enfado, todo estará bien.
Patricia posó suavemente la mano sobre el hombro de Gustavo y, ladeando la cabeza, escuchó con atención toda la conversación entre Armando y Silvia.
Por lo que había oído, Silvia estaba decidida a divorciarse.
Hoy,

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