Capítulo 204
Ximena se quedó paralizada de improvisto por aquellas palabras.
Lo miró fríamente y descubrió que la mirada con la que Diego la examinaba tenía, tras ese aire despreocupado, un matiz afilado.
—¿Ya eres tan mayor y aún no sabes cuidarte? —dijo Diego, esbozando una ligera mueca de desdén en los labios.
Aquella frase sonaba extraña, como si se preocupara, pero en realidad no era así.
Había un deje sutil de burla y sarcasmo.
A Ximena ni siquiera le interesaba adivinar qué estaba pensando.
—No hace falta que te preocupes. —respondió, y justo cuando estaba a punto de marcharse, recordó que en su pequeño estudio todavía tenía un ordenador averiado que nunca había encontrado tiempo para reparar, así que lo había dejado allí y se le había olvidado. Entonces preguntó: —¿Puedo ir a recoger una cosa?
Diego ya se había acercado a la mesa para servirse un vaso de agua: —¿Cuál?
—El computador.
Solo entonces Diego pareció recordar algo, como si, de pronto, se le viniera algo a la mente.
—Creo que lo t

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