Capítulo 219
Ella se acercó y le dio una palmada en el brazo a Diego: —Imbécil! ¿Por qué no le hablas a Xime? ¿Cuándo vas a cambiar ese carácter tuyo?
Notó que, desde que Diego entró, solo se había fijado en esos libros, ¡como si aquellos objetos fueran más atractivos para él que Ximena!
Carlos, al escuchar las palabras de doña Lorena, bromeó por teléfono: —¿No será que teme que, si trata bien a la señorita Ximena, ella enseguida no quiera divorciarse? Las mujeres, ya sabes...
—Sin excepción, todas son de corazón blando.
En especial Ximena, que amaba tan profundamente a Diego.
Diego no reaccionó ante esas palabras, simplemente hizo como si no las hubiera escuchado y luego colgó el teléfono.
—¿Qué haces ahí parado? Lleva a Xime a la empresa. —Doña Lorena, preocupada de que se fuera sola, tiró de Diego para que saliera por la puerta.
Ximena acababa de cerrar el maletero y dijo con tranquilidad: —Abuela, no se preocupe, no hace falta, no es molestia.
Él alzó una ceja, evidentemente tampoco tenía inten

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