Capítulo 13
Orlando apretó los puños con fuerza; sus ojos inyectados en sangre se empañaron por las lágrimas. Incapaz de contener sus emociones, arrojó la computadora al suelo con furia.
Perdió el control y, fuera de sí, pateó la torre de copas de vino. Rompió la gran pantalla y, tomando los documentos esparcidos en el suelo entre vidrios rotos, los estrujó con rabia hasta que la sangre tiñó de rojo las hojas blancas y goteó al piso.
De pronto, empezó a reír.
Rio hasta que las lágrimas se desbordaron de sus ojos.
—Querida, seguro que me odias con toda tu alma, ¿verdad? Seguro que nunca me perdonarás...
—¿Cómo pude ser tan arrogante como para pensar que podría ocultarte la verdad?
Él retrocedió tambaleante varios pasos, como si le hubieran abierto el pecho con un cuchillo. El dolor se propagaba con la sangre por todo su cuerpo, haciéndolo desear la muerte.
A un lado, Paula quedó atónita. Jamás lo había visto perder así la razón; siempre era tan controlado.
No se atrevía a decir palabra, hasta respi

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