Capítulo 161
Cuando Rocío miró hacia allí, Vicente y Belén ya habían desaparecido.
Belén había guiado a Vicente por otra calle, alejándose del grupo.
Vicente preguntó: —¿Qué haces aquí?
Los ojos de Belén brillaban mientras lo miraba y respondía: —Es el destino, ¿lo crees? Vine aquí con Oscar y no esperaba encontrarte.
—Vicente, ¿me extrañaste?
Belén le lanzó esta pregunta audazmente, y aun en medio de la bulliciosa calle nocturna, el viento suave llevó sus palabras a los oídos de Vicente.
Él no respondió, pero su mirada lo decía todo.
En ese momento, ni siquiera las luces más brillantes podían compararse con el resplandor en los ojos de Belén.
—No importa si no dices nada, entonces me voy a casa.
Dijo Belén juguetonamente.
Vicente sostenía los caramelos de nuez confitada que Belén le había comprado y con la otra mano la tomó del brazo: —¿Tienes hambre?
Belén lo miró: —No acepto comida de extraños. Oscar dice que comer cosas de otros puede darte diarrea.
—A menos que sea de tu novio.
—Vicente, la ú

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