Capítulo 93
Manuel, que acababa de llegar hasta la puerta, escuchó las palabras de Carmen y frunció el ceño: —¿Por qué no lo llamas papá? Si no te apetece, al menos podrías llamarlo suegro. ¿Quién llama a alguien por su nombre?
Carmen no le respondió.
—Entra.
La voz de Pablo sonó desde dentro, y Carmen empujó la puerta para entrar.
Lo que le sorprendió fue ver que había varias personas en la habitación.
Además de Pablo y Javier, había una mujer de unos treinta años, de apariencia suave, y dos hombres de mediana edad vestidos con trajes, ninguno de los cuales Carmen conocía.
—Está bien, ya pueden irse todos. Mi hijo y mi nuera han llegado. Vamos a hablar entre familia.
Los tres se despidieron amablemente, pero antes de irse, sus miradas se detuvieron curiosas por un momento en Manuel y Carmen.
Uno era el hijo mayor que no había regresado en tres años, y la otra era la extraña nuera que había llamado a la puerta por su nombre.
Eso les daba material para chismear durante un buen rato

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