Capítulo 19
Lilia se aferró con todas sus fuerzas al brazo de Carolina y rompió a llorar a gritos: —Carolina, ¿en qué te he fallado yo? ¿Por qué me tratas así? ¿Por qué me atacas?
—Te gusta Melchor, pero yo nunca he querido arrebatártelo. Aunque crecimos juntos desde pequeños y sé que en el corazón de Melchor estás tú, siempre le he pedido que te lo explique: lo nuestro es limpio y claro. ¿Por qué no me crees?
—¿Atacarme a mí qué beneficio te trae? ¿Acaso Melchor y yo no hemos evitado ya cualquier malentendido?
—O quizá te caigo mal y quieres que me vaya, que me aleje de Melchor. Solo dilo y me iré lejos, muy lejos. ¿Por qué tienes que burlarte de mi carrera?
Parecía cargar con mil agravios; algunos mechones de cabello, pegados a su cara por las lágrimas, la hacían lucir aún más vulnerable y conmovedora.
El corazón de Melchor se desgarraba al verla llorar; la sostuvo con ternura, lleno de compasión.
Carolina, con gesto de repulsión, sacudió la mano de Lilia y se llevó los dedos al cuello.
Su piel

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