Capítulo 1016

En ese momento, Pilar solo quería matar a esa perra, pero no esperaba que Oscar hubiera adivinado su intención y dejara que Salvatore muriera en lugar de ella. Pilar no podía resignarse, no podía aceptar que Oscar se hubiera llevado toda la ganancia, y mucho menos que Salvatore, incluso en su muerte, no la hubiera amado. Sin embargo, más tarde, cuando esa perra se suicidó, Pilar se volvió loca de felicidad. Toda su planificación había sido en vano, no consiguió nada. ¡Bien merecido! ¡Todo merecido! Pilar trenía una expresión feroz, y escuchó a Oscar decir: —Esta noche puedes desahogarte un poco, pero si Ale se entera de todo esto, ya sabes las consecuencias. Ella se tapó la cara, escuchó el trueno fuera y se echó a reír. —¿Cómo va a saber Ale de esto? Somos la pareja modelo, hemos estado actuando así durante todos estos años, no importa, pero lo de Lorena, tú te encargas. Oscar observó cómo Pilar se levantaba lentamente del suelo, ya calmada, y le pareció irónico. Pilar tenía razón en