Capítulo 1279

Damián, al ver que él estaba absorto en sus pensamientos, no se atrevió a interrumpirlo y simplemente guardó silencio. Pasó un buen rato antes de que Salvador frunciera ligeramente los labios. —Podrías dejar que Agustín hiciera una prueba —dijo al fin—. Agustín no es de los que confían del todo en ti, ¿verdad? El rendimiento de Agustín siempre había sido mediocre. Sabía muy bien que no tenía ninguna posibilidad de alcanzar ese puesto, así que, desde hacía tiempo, se había dedicado a congraciarse con Damián. Aunque el resto del mundo no lo sabía, Salvador sí. Ahora que Mauricio había muerto, ese puesto sin duda sería para Damián, y Agustín se mostraría aún más obediente con él. Sin embargo, en los ojos de Damián no se veía el menor rastro de afecto familiar; una frialdad cruzó su mirada antes de tomar el teléfono y llamar a Agustín. —Agustín, creo que mi hermana anda un poco rara últimamente. ¿Por qué no te acercas a ella y tratas de averiguar algo? Tengo la sensación de que, desde que