Capítulo 152
Dentro del salón privado del Hotel Sol y Luna, Salvador miraba la botella rota en el suelo y negó con la cabeza: —Qué lástima, era un buen licor.
Pedro recostó la espalda contra el asiento y entrecerró los ojos. Nadie sabía en qué estaba pensando.
Salvador se sirvió una copa y también llenó otra para Alejandro, quien no había dicho una sola palabra desde el principio. No pudo evitar chocar ligeramente su vaso contra el de él.
—Alejandro, ¿para qué sales a cenar si vas a poner esa cara tan amarga?
Alejandro sostenía su copa con fuerza, con el rostro visiblemente sombrío.
Era el más joven de los presentes. Aunque sus métodos eran despiadados, aún no lograba compararse con la astucia del resto.
Salvador soltó una risa breve, relajado, con una actitud despreocupada. Su pecho estaba parcialmente descubierto, mostrando los músculos marcados de su torso.
Alejandro se bebió todo el contenido de su copa y luego preguntó: —Mi hermana ha estado demasiado callada últimamente.
Salvador se echó a re

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