Capítulo 193
Ella dijo eso solo para molestar a Gisela, sin pensar en absoluto en el revuelo que podría causar en el corazón de otra persona.
Mientras seguía limpiando con esmero, una mano larga y delgada se extendió de repente y le apartó el mechón de cabello que le caía sobre la oreja.
Todo su cuerpo se tensó, y giró la cabeza para mirarlo.
Pedro sonrió de repente: —¿Almorzamos juntos?
Lorena se quedó inmóvil, por un momento, olvidó cómo reaccionar.
Luego lo recordó: había dicho que, mientras él no se recuperara de la pierna, estaría disponible para lo que necesitara.
Respondió tarde, con torpeza: —Sí, claro.
Justo después de que dijo eso, Gisela, que estaba parada frente a ellos, alzó la voz de pronto.
Los documentos que tenía en la mano cayeron al suelo, miraba la escena sin poder creerlo.
Dentro de ella, una tormenta rugía, y el color se le había ido completamente del rostro. Bajó la cabeza rápidamente para recoger los papeles del suelo y dijo.
—Pedro, acabo de acordarme de algo. Me tengo que

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