Capítulo 398
A las siete en punto de la noche, Lorena apareció en la entrada de la gala benéfica con la invitación en la mano.
Apenas bajó del carro, vio a Patricia, vestida con un atuendo elegante y llamativo.
Ella no esperaba encontrarse allí con Lorena, pues, en teoría, ella no debería haber conseguido una invitación.
Lorena no la saludó; entregó la invitación al personal de la entrada y accedió al recinto sin detenerse.
Esa noche, su vestimenta no era tan extravagante: llevaba una falda negra de lentejuelas, de corte sirena, combinada con una blusa de seda que le ceñía la cintura; de lejos, parecía una sirena recién salida del mar.
Patricia se quedó inmóvil unos instantes, sin prisa por buscarle problemas. En su lugar, llamó por teléfono a Yago.
—¿De verdad no vas a venir? Acabo de ver a Lorena en la gala.
Los ojos de Yago brillaron por un instante y, de pronto, esbozó una sonrisa. —Voy para allá ahora mismo, Patricia. Pero tú, no vuelvas a buscarle problemas.
Parecía que todos los hombres del

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