Capítulo 442

Ella se dio la vuelta rápidamente y se dirigió hacia el interior de la casa. No esperaba encontrar a Ignacio de pie junto a la puerta, tan obediente y quieto; al parecer, no tenía idea de que afuera había muertos. Respiró hondo, tomó su rostro entre las manos y lo consoló. —Afuera ha pasado algo, de momento no salgas. ¿Manuel es de la Hacienda Santa Lucía? Las pestañas de Ignacio temblaron levemente y, de forma instintiva, frotó su mejilla en la palma de ella, mostrando cierta dependencia. —Sí. —Haz que venga, necesito que me ayude con algo. Ya que era de la Hacienda Santa Lucía, debía de estar acostumbrado a tratar con muertos. Ignacio llamó de inmediato y pidió a Manuel que viniera. —Lori, siento como si hubiera olor a sangre. Lorena lo tomó de la mano y, en la penumbra, se sentó con él en el sofá del salón. —Me acabo de cortar el brazo por accidente, no es nada grave. Ignacio no dijo nada, solo acariciaba suavemente la punta de sus dedos, sin saber en qué pensaba. Manuel llegó rápid