Capítulo 445
Cuando Lorena despertó, era medianoche, y solo sentía que a su lado había algo así como una estufa.
Se incorporó de inmediato y, al alzar la mano para tocar la frente de Juan, ¡descubrió que tenía fiebre!
—¡Juan!
Lo llamó, pero él no reaccionó en absoluto; ya deliraba a causa de la fiebre.
Lorena se apresuró a llamar al servicio de rescate local.
Pero, como muy pronto, el rescate llegaría al amanecer, así que siguió echando leña al fuego y acercó un poco más a Juan.
Sin embargo, incluso en ese estado, él se resistía.
Encogido y aturdido, se despertó una vez y, al verla tanteando su frente, no pudo evitar preguntar: —¿Quién eres tú, en realidad?
Si no hubiera estado enfermo, Lorena le habría dado una cachetada.
Se obligó a mantener la calma, arrancó un trozo de tela, salió fuera a envolver un poco de nieve y la puso sobre su frente para bajarle la fiebre.
Juan estaba completamente enrojecido; movía las manos a ciegas hacia un lado, como si intentara buscar algo, y casi mete la mano en l

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