Capítulo 506

Su frase cambió instantáneamente el ambiente en el reservado, volviéndolo sutilmente tenso. Alejandro no pudo evitar decir: —¿Qué es eso de querer o no querer? Si no quiere, mejor, al fin y al cabo, Pedro se casó con ella solo para torturarla. No es de extrañar que Salvador dijera que no hay que meterse con Pedro. Solo alguien como él sería capaz de arriesgar su propio matrimonio para vengarse de otro, realmente es cruel. Rubén no pudo soportarlo más y, apretando los dientes, preguntó: —¿Cómo fue que descubriste que te gustaba Andrea? Al mencionar a Andrea, el ardor de Alejandro se apagó de inmediato. Bajó las pestañas, rozando con los dedos el borde de su copa. —En ese entonces, tampoco me atrevía a estar seguro, solo sentía una gran posesión sobre ella. Luego, en mi adolescencia, soñé con ella, y al despertar me di cuenta de que las sábanas estaban mojadas. Estuve toda una semana cambiando las sábanas. Si con eso no se daba cuenta de que le gustaba Andrea, entonces debía ser un tonto