Capítulo 599
Lorena sujetaba las correas de la mochila, miraba por la ventana y no decía nada.
Pedro solo podía ver un lado de su cara.
Ella tenía una cara pequeña, llevaba una coleta alta, se veía muy hermosa.
Él bajó la mirada, ocultando las emociones turbulentas en el fondo de sus ojos. —Deja de hacer un escándalo.
Esperaba que ella regresara con él.
Lorena de repente dijo con calma: —Déjame bajar.
El humor de Pedro se volvió extremadamente frío al instante, y luego soltó una ligera risa. —Bien.
Ella no podía creerlo, giró la cabeza lentamente para mirarlo.
Otra vez esa mirada de aquel día, esa expresión distorsionada y loca, como si quisiera acabar con todo.
¿De verdad alguien como él estaría dispuesto a dejarla ir?
Pero en ese momento, la cerradura de la puerta del auto se abrió.
Ella apretó la mochila, no pudo evitar mirar atrás para verlo una vez más.
Pedro estaba sentado en la silla de ruedas, con la cabeza baja, observando la blancura de sus propias yemas de los dedos. —Vete.
Lorena respir

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