Capítulo 873

Alejandro aquella noche parecía haber bebido un poco; llevaba la corbata ya suelta y en la camisa negra se había desabrochado dos botones. Con una mano se apoyaba en el marco de la puerta, a punto de llamar al timbre, cuando en ese momento ella abrió desde dentro. Al ver los aperitivos en brazos de Andrea, sus ojos se iluminaron. —Andrea. Andrea retrocedió un paso, y Alejandro se lanzó sobre ella de golpe, abrazándola emocionado junto con las bolsas de comida. —Te he echado mucho de menos. Esta noche estuvieron en casa varios de mis tíos, todos insistiendo en que fuera a una cita a ciegas. Estoy harto. Andrea bajó las pestañas. Días antes, Pilar la había llamado con insistencia para decirle que Alejandro andaba demasiado revoltoso últimamente, que no volvía a casa y que nadie sabía en qué estaba ocupado. Andrea, entonces, le sugirió que le organizara más citas; tal vez, si encontraba a una mujer de su gusto y se casaba, ella lograría por fin tenerlo bajo control. Le había advertido tam