Capítulo 978
Nora miró cómo el auto de Alba se alejaba y suspiró.
No era culpa suya; todos debían apartarse para dejarle paso a su amor.
Alba estacionó el auto en el centro comercial y, desde lejos, ya divisó a Lorena. Bajó de inmediato y, junto al automóvil, comenzó a saltar y a agitar la mano.
Lorena, al ver a aquella muchacha brincando, no pudo evitar pensar que resultaba adorable. Alba era de esas personas que, aunque supieras que tenían malas intenciones, igualmente te resultaban encantadoras.
Lorena se apresuró a caminar hacia ella y le ofreció los pastelillos que llevaba en la mano.
—Los acabo de comprar; vi que esa tienda era bastante popular.
Alba acababa de comer un caramelo. Le gustaban los dulces, así que enseguida tomó el pastelillo y frotó la cabeza contra el hombro de Lorena. —¿Cómo supiste que este era mi favorito? Bueno, vámonos; te llevaré a dar una vuelta por aquí. Hay varios centros comerciales, ¿ves este edificio? Es un icono famoso en todo el mundo; muchas estrellas extranjera

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