Capítulo 30

Pero, Fabiola tan campante también se había presentado sin invitación. Ella lucía su vientre ligeramente abultado, con una sonrisa en el rostro. Solo Regina sabía muy bien que Fabiola no tenía buenas intenciones. Desde que Fabiola quedó embarazada, su actitud se había vuelto más ostentosa y arrogante, siempre acompañada por dos guardaespaldas cuando salía. Colocó cuidadosa el regalo de felicitación en el vestíbulo y luego miró a Regina con una sonrisa que parecía inofensiva. Regina sabía que era difícil encolerizarse con alguien que te sonreía de esa manera. De igual manera le devolvió la sonrisa. —Tu embarazo no es muy estable, no deberías caminar mucho. Si algo le sucediera a Fabiola en la casa de los Gómez, ¿Sofía destruiría la casa de los Gómez? Este problema, al parecer, lo llevaba a todas partes. Fabiola arrogante miró a Regina de arriba a abajo. Aunque sonreía, su mirada estaba llena de malicia. —Estoy tan feliz por ti, te has recuperado muy rápido de la muerte de tu esposo y, c