Capítulo 104
La cabeza de María emitió un ruido como un "zumbido" y recordó que cuando Mario escapó, fue ella quien lo acogió.
María miró a Raquel, sorprendida, y preguntó: —¿Fuiste tú?
Fue Raquel quien había ordenado a la secretaria de Francisco liberar a Mario.
Raquel ya había sospechado que Mario huiría hacia la familia Pérez.
Con una expresión inocente, Raquel miró a María y, sonriendo lentamente, dijo: —No entiendo lo que estás diciendo, mamá. No tienes que explicarme nada, mejor explícaselo a la ley.
María: —¡Tú!
En ese momento, Mario, que había sido detenido, gritó desesperado: —¡No quiero ir a la cárcel, señora María, sálvame, por favor, sálvame!
Todos los ojos se posaron sobre María, y comenzaron a susurrar entre sí.
Su imagen de "buena madre" estaba a punto de desmoronarse.
El rostro de María cambió drásticamente: —¡Cállate! ¡Haz que se calle de inmediato!
Los reporteros comenzaron a murmurar: —Ese hombre, Mario, fue encarcelado hace diez años por abuso infantil, ¿acaso la señora María no

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