Capítulo 136
Él respiraba con dificultad, su pesado cuerpo aplastándola por completo.
Maldita sea, su cuerpo parecía recordar a ella.
Tampoco había tocado a Ana. A su edad, desde un punto de vista fisiológico, necesitaba liberar tensión, pero siempre había sido una persona fría por naturaleza y nunca lo había sentido como una necesidad.
Sin embargo, desde que conoció a Raquel, especialmente aquella noche de tormenta, cuando ella lo ayudó una vez y le hizo experimentar esa sensación...
Ahora, con solo tocarla, ese recuerdo surgía de nuevo, despertando un deseo incontrolable en su interior.
Era una sensación terrible.
Soltó su delicado cuello, permitiendo que Raquel pudiera respirar profundamente otra vez.
Su cuerpo era demasiado pesado. Raquel apoyó ambas manos sobre su firme pecho, intentando apartarlo. —¡Alberto, suéltame!
Los ojos rasgados de Alberto estaban ligeramente enrojecidos. Con ambas manos apoyadas en el ventanal, bajó la mirada y la observó fijamente. —¿Todavía dices que

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