Capítulo 284
Alberto extendió la mano para abrir la puerta del copiloto.
Sin embargo, Raquel abrió la puerta trasera y se subió.
Los dedos largos de Alberto se detuvieron un momento.
—Presidente Alberto, apuremos, debemos encontrar a Camila lo antes posible.
Alberto miró a Raquel a través del espejo retrovisor. Raquel estaba sentada en el asiento trasero, mirando su celular sin cesar. Su rostro estaba algo pálido, y su delicada cara, fría y etérea, parecía aún más traslúcida.
Toda su atención estaba centrada en Camila; solo le echó un vistazo.
Ahora, uno estaba al frente y el otro atrás, realmente distantes y ajenos el uno al otro.
Alberto apartó la mirada y pisó el acelerador. —Está bien.
...
Durante el trayecto, Camila no dejaba de llorar. Estaba profundamente triste, pero, mientras lloraba, algo comenzó a parecerle raro.
Se dio cuenta de que el camino por la ventana no era el que la llevaba a casa, y cada vez estaba más desierto y apartado.
Camila miró al conductor por el esp

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