Capítulo 574
Dos secuaces vestidos de negro arrastraron al hombre de mediana edad.
Camila le echó una mirada a Héctor, luego se dio la vuelta y se fue.
Héctor alargó la pierna y la siguió.
Camila aceleró el paso; quería dejarlo atrás.
Pero él, con sus largas zancadas, seguía justo detrás de ella.
—¡Deja de seguirme!
Camila corrió fuera del casino y llegó afuera, entonces torció su tobillo y cayó sentada en el suelo.
Camila no podía creerlo; todo lo que le había pasado hoy había sido un desastre, todo lo malo le había sucedido a ella.
Camila estaba sentada en el suelo cuando una voz grave y suave sonó sobre su cabeza: —¿Estás bien?
Camila levantó la vista y allí estaba Héctor.
Ella sentada y él de pie; él era tan alto que tenía que mirar hacia arriba para verlo.
Héctor extendió su mano: —Levántate.
Quería ayudarla.
Camila no quería su auxilio, intentó levantarse por sí misma.
Pero simplemente no pudo.
En ese momento, Héctor tomó su delicado brazo y la levantó del suelo.
Camila se quedó en silencio.

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