Capítulo 854
—¡Por supuesto que es cierto! Por favor, mantente lejos de mi esposo. Si te atreves a acercarte otra vez, haré que todos sepan que eres su amante—, dijo Camila con tono feroz.
La bella mujer se quedó frustrada y, no dispuesta a ceder, se alejó pisando fuerte con sus tacones altos.
Camila resopló con desdén.
Samuel, al verla así, curvó sus finos labios y soltó una risa baja.
Su risa captó la atención de Camila, cuyos ojos claros y hermosos se posaron en su rostro. Ella, molesta, preguntó: — Señor Samuel, ¿de qué te ríes?
Samuel la miró y respondió: —señorita Camila, ¿no dijiste que no bajarías?
Camila alzó su delicado rostro y replicó: —Si no hubiera bajado, ¿acaso pensabas irte con esa mujer?
Samuel arqueó las cejas. —Nunca dije eso.
Camila lo fulminó con la mirada, visiblemente molesta. —¡Mujeriego!
Lo insultó y se giró para irse.
Pero Samuel abrió la puerta del auto, la tomó de la delicada muñeca y, con un fuerte tirón, hizo que Camila cayera directamente sobre él.
El lujoso auto era

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