Capítulo 18
Al escuchar eso, Víctor detuvo sus pasos, y los dedos de la mano que descansaba a su costado se encogieron ligeramente.
—Cariño, ¿qué pasa?
Él estaba de espaldas a Nancy, con una mirada indiferente en sus ojos.
—¡Tengo algo que decirte! Es sobre Óscar. — La voz de Nancy temblaba.
Él se giró, sonriendo con ternura. —Está bien, cariño, dilo.
Durante la siguiente hora, él se sentó en silencio en el banco, escuchando a Nancy narrar la historia que había inventado sobre cómo Óscar la había "forzado", "amenazado" e "intimidado".
Sin prestarle atención a la mujer arrodillada en el suelo, con la cara empapada en lágrimas, Víctor mantenía los párpados caídos, manipulando sin interés un colgante en sus manos.
Si Nancy hubiera podido calmarse y mirar detenidamente el colgante que él sostenía, habría descubierto que lo había comprado con devoción Sofía en la iglesia para Víctor.
El llanto de Nancy se fue calmando poco a poco; agarró el pantalón de Víctor y, con un gesto de agravio, hizo un puchero

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