Capítulo 15
Ana fue sacada de la habitación del hospital.
Cuando las frías esposas se cerraron sobre sus muñecas, aún no había terminado de despertar del todo de la anestesia.
—Señora, está usted acusada de múltiples delitos de lesiones y homicidio. Le pedimos que nos acompañe.
—¡¿Cómo se atreven a arrestarme?! ¡Yo soy la señora Cordero, la dueña de Grupo Nexaris!
Sus gritos resonaban en los pasillos desiertos del hospital; la que alguna vez fue la aclamada señorita Rodríguez, en ese momento estaba deshecha.
Sin embargo, por más que forcejeara y gritara, la única respuesta que obtenía era la fría indiferencia de los agentes que cumplían con su deber.
Su familia se enteró pronto de la noticia.
Pero esta vez, no solo no la sacaron bajo fianza, sino que buscaron desligarse de ella.
Una mujer que había cometido un homicidio, que además había enfurecido a Marcos y que estaba abandonada, ya no representaba ningún valor: solo sería una carga.
En un instante, Ana cayó de lo más alto al fango, convertida e

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