Capítulo 57
—¡Ay, ¿y el robot hembra?—pensó Adelaida, al recordar que, mientras se ocupaba de purificar a los machos de este lado, la había olvidado, y aún estaba en el patio de Santiago.
Esos machos no deberían hacerle nada, ¿verdad?
—Señorita Adelaida, el robot hembra no va con la Guardia Interestelar. Dijo que solo los seguiría si la veía a usted.
Justo cuando Adelaida pensaba en ello, un grupo de machos vestidos con uniforme se acercó, llevando al robot hembra con ellos.
Los machos llevaban un distintivo esférico en sus ropas, un círculo con símbolos grabados que Adelaida no entendía.
—¿Tú, aún tienes conciencia humana?—preguntó Adelaida, con tono tentativo.
Los presentes no comprendieron de inmediato, y se miraban entre sí, confundidos.
¿Cómo podría un robot hembra tener conciencia humana?
La conciencia de los robots estaba basada en programación; no era posible que desarrollaran una conciencia propia.
Esto era algo que los Orcos de la Alianza Interestelar entendían bien, ya que muchos de ell

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