Capítulo 22

El teléfono de Diego vibraba sin parar. La voz de Rodrigo sonó al otro lado: —¡Presidente Diego! ¡Sus padres han regresado del extranjero, vuelva enseguida! Diego vio alejarse a Sonia, apretó los puños hasta clavarse las uñas y, al final, se dio la vuelta con los dientes apretados. Reservó el vuelo más rápido de regreso y llegó a casa a la mañana siguiente. Nada más abrir la puerta, el frío ambiente y la tensión acumulada le envolvieron de inmediato. Irene estaba sentada en el sofá de cuero con un vestido, aún con lágrimas en las pestañas, mostrando un aire de lástima. —Diego, por fin has vuelto. Cuando se lanzó hacia él, la madre de Diego, Esther, se interpuso entre ambos. —He oído que estabas en el extranjero persiguiendo a otra mujer. El padre, Tomás Pérez, golpeó la mesa con fuerza, haciendo temblar la copa de vino: —Si no fuera por Irene, ni siquiera sabríamos que ahora andas detrás de esa Sonia, a la que recogimos... —¡Papá, no es así! ¡No le hagan caso a Irene, todo lo está terg