Capítulo 200
—Esto es una locura...
Marisela, divertida y exasperada a la vez, negó con la cabeza mientras colgaba el teléfono.
Algunas cosas suceden de manera completamente inesperada, sin el menor aviso.
Paula colocó el vaso de jugo de naranja recién exprimido frente a Nancy y, con un tono juguetón, dijo: —Mamá, yo misma corté la fruta y la exprimí con mis propias manos. Quizá no sea tan bueno como el de las tías de la cocina, pero tómatelo, ¿sí?
—Gracias, mi querida niña.
Nancy tomó un sorbo y frunció ligeramente el ceño; el jugo tenía semillas que no habían sido retiradas, lo que le daba un leve sabor amargo. Sin embargo, apreciando el gesto de su hija, sonrió y la elogió: —Está delicioso.
—¡Jejeje!
Paula, contenta, se acurrucó en el regazo de Nancy.
Esa misma noche, toda la familia se reunió para cenar.
En la mesa, Rafael volvió a sacar el tema de las acciones: un cinco por ciento para cada quien, aunque, para mantener la equidad, a Paula le asignó solo un cuatro por ciento.

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