Capítulo 239
Aunque se sentía feliz, Ángeles no perdía el juicio ante su orgullo.
Todavía recordaba que debía realizar el segundo pago de la inversión prometida en tres días; no podía faltar a su palabra.
Sabía que llegaría el momento de romper lazos con la familia Castro, por lo que en el día del cumpleaños decidió no firmar por el supuesto regalo: el cinco por ciento de las acciones de la familia Castro, y después fue expulsada, claro está, sin recibir nada.
Tampoco lo habría aceptado.
Después de sacudirse el polvo inexistente de su ropa, Ángeles se dirigió a la Clínica de la Benevolencia.
Su habilidad médica todavía tenía mucho valor; si había pacientes que necesitaban su atención, el honorario sería considerable.
Generalmente, cuando Ángeles llegaba a la clínica, había mucha gente entrando y saliendo, pero hoy el ambiente era claramente diferente.
Justo al entrar, Ángeles oyó una voz burlona no muy lejos:
—Ah, ya veo quién ha llegado, alguien de la familia Castro. ¿Qué quieres hacer en la clíni

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