Capítulo 497
Asfixia bajo las almohadas y mantas, la sensación de casi morir sofocado, Rafael la recuerda profundamente y nunca la olvidará en su vida.
¡Ni hablar de la profunda decepción y tristeza que sintió!
Su querida hija, a quien había cuidado y amado como a un tesoro durante diecinueve años, ¡intentó matarlo!
Si no hubiera sido por una enfermera que entró a revisar la habitación, ¡él ya estaría muerto!
Al escuchar nuevamente la palabra "papá", Rafael casi vomita, lleno de náuseas, deseando taparse los oídos, furioso exclamó: —¡No me disgustes, no tengo una hija como tú, no mereces llamarte mi hija, lárgate!
Paula, observando sus uñas recién hechas, respondió con una sonrisa: —Papá, ¿por qué guardas rencor?, ¿no es suficiente con una disculpa?
—¡Lárgate!
Rafael, en un impulso, agarró una escoba con la intención de golpearla, pero Paula retrocedió rápidamente y los guardaespaldas vestidos de negro lo inmovilizaron en segundos.
—Intentaba darte dignidad, ¡pero tú no la aceptas! —Paula rodó los

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